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Publicado:
may 9, 2017

Resumen

No es posible comenzar una conversación acerca de la "integración lingüística" sin preguntarse qué significa para nosotros el término "integración". Evidentemente se trata del acto de "integrar", o sea, de "componer, constituir, formar un todo o un conjunto con partes diversas", o al menos, "contribuir a formar ese todo o ese conjunto". La palabra, sin embargo, tuvo originariamente un sentido mucho más rico. La integratio latina era "reintegración, restablecimiento, renovación", y el prefijo re indica claramente una vuelta a lo originario, que intensifica y concentra la acción. Eso originario era "lo íntegro, entero, intacto, pleno, fresco, sano y lozano", y el integrare podía significar el acto de "completar", en cierto modo, "recreando y renovando", "con probidad y propiedad", esa totalidad y entereza originaria. Así el ¡ntegrator restauraba lo que aún no había sido tocado ni contaminado ni manipulado ni disminuido, y lo hacía revivir. Tratándose de una integración lingüística, esas partes a las que aludíamos son las diversas lenguas que se hablan o en algún momento se hablaron en el mundo. No sé si es posible hablar de un todo lingüístico, sí sé que hay lenguas especialmente "integradoras". En el mundo occidental éstas son, sin lugar a dudas, las clásicas.

Giuseppina Grammatico Amari
Cómo citar
Grammatico Amari, G. (2017). Lo clásico, integrador por excelencia. Contextos: Estudios De Humanidades Y Ciencias Sociales, (1), 245–247. Recuperado a partir de http://revistas.umce.cl/index.php/contextos/article/view/960

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