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abr 21, 2022
Resumo
¿Qué es el hombre? ¿Quién es el hombre? La antigüedad clásica generó diversas respuestas a tales interrogantes. El propósito del presente trabajo es reconstruir una de ellas.
La pregunta por el hombre puede formularse como la búsqueda de su
naturaleza. Y la naturaleza del hombre es no tener naturaleza. El hombre
es un híbrido de Dios y animal, comparte algunos atributos de ambos géneros. Lo propio del hombre, su actividad, es el pensamiento y el conocimiento. Pero tal es el patrimonio de la deidad desde Jenófanes hasta el motor
inmóvil de Aristóteles. Las funciones corporales hermanan al hombre con
las bestias y los vegetales. La nutrición es indispensable incluso para las
plantas. La procreación le recuerda al hombre su animalidad y su diferencia sexual. El hombre es nada sin la mujer; pero la división sexual sigue
siendo copropiedad de todos los animales.
¿Qué queda como exclusivo del hombre y de la mujer? ¿Acaso nada?
Algo les pertenece: la libertad, o en otras palabras, la ética y la política. La
teología natural platónica coincide con la aristotélica en que lo divino no
puede obrar mal. ¿Qué interés, pasión o error pueden predicarse de las
Ideas o del pensamiento del pensamiento? Los animales no pueden ser
morales por carecer de libertad. Los animales y los dioses, a diferencia de
los hombres y las mujeres, están exentos de las preocupaciones políticas;
los primeros se rigen por la ley de la selva, de acuerdo con la cual el gavilán
se come al ruiseñor; los segundos son entes perfectos cuya convivencia es
armoniosa o nula según las teologías aludidas (claramente antihoméricas).
El ser humano está condenado a optar, a construirse su propia esencia en
lo personal y lo social.