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Publicado:
mai 9, 2017

Resumo

En los comienzos, que se pierden en la noche de la memoria, el tiempo y el espacio se instauran gracias a una epifanía. El hombre se convierte de simple ser animado en ser religado, en iniciado, mystes. Y se perfilan dos polos: por un lado la deidad que se muestra y se anuncia, por el otro, el hombre que ve, oye, entiende, y por ende 'dice' las cosas, las hace brillar, hace que se las perciba y se las comprenda. Las cosas son, pero no son todo lo que de ellas se muestra. El hombre tampoco. Hay una religación de ambos con algo o alguien que está en otro plano. Antes del mito todo era 'dios'; todo estaba dentro de él. Fuera de él, sólo irrupciones, fulguraciones que aún pasan inadvertidas. Luego nace el Amor y surge el drama: atracción y separación, nacimiento y muerte, comunión y oposición. Antes todo era Uno e infinito, era Ser sin mengua. Después pulula lo múltiple, lo finito, el ser mezclado con el no-ser. Antes estaba lo circular y perfecto, el Siempre; después lo lineal imperfecto pero perfectible, el Aquí y Ahora en toda su variedad. Sólo el hombre es capaz de advertir esa in-completitud y tender hacia el modelo.

Giuseppina Grammatico Amari
Como Citar
Grammatico Amari, G. (2017). La visión mítica. Contextos: Estudios De Humanidades Y Ciencias Sociales, (1), 49–53. Recuperado de http://revistas.umce.cl/index.php/contextos/article/view/953

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