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oct 20, 2022
Resumen
El presente artículo se enmarca en el proyecto de investigación DIUMCE FIE 12/08, el que actualmente se encuentra en su etapa de finalización. Dicho proyecto surgió como producto del resultado obtenido en una investigación anterior, donde se pudo constatar que la participación de la familia en el proceso educativo a nivel de educación inicial, se reduce principalmente y en el mejor de los casos a: asistir a reuniones, concurrencia al ser citados o a entregar recursos materiales o colaborar ante la petición expresa de la Educadora del nivel. Esta participación no surge de la disposición voluntaria o del interés personal de los padres. Este hecho, dista mucho de lo teóricamente deseado o esperable, si se entiende que una verdadera participación implica, entre otras cosas “...la posibilidad de incidir, decidir, opinar, aportar y disentir ”, tal como está declarado en el documento “Participación de las familias en la educación inicial en América Latina” (UNESCO, 2004).
Actualmente, existe en nuestro país una política que orienta la participación de padres y apoderados y que procura favorecer el nexo hogar - escuela, otorgando a la familia un rol más protagónico y activo en la educación sistemática de sus hijos(as), sin importar el nivel educativo en que se encuentren.
En este escenario, y desde la perspectiva de la formación inicial de un Educador/a, surge la necesidad de indagar sobre los requerimientos que, en este contexto, se plantean para la formación de un profesional docente, en los que se incluyan aspectos vinculados con las competencias necesarias que lo habiliten para efectuar un trabajo efectivo con la familia, contrastándolo con las competencias docentes declaradas en los actuales perfiles de formación. Este análisis permitiría vislumbrar posibles respuestas tendientes a favorecer la discrepancia entre declaraciones,
requerimientos y formación docente inicial.